El daño provocado por los ataques informáticos no sólo es económico sino social, ya que la pérdida de confianza en una institución o empresa tiene un alto costo que no siempre es fácil de reparar.


Por Guadalupe Michaca, Notimex

En los últimos cinco años, el ciberespacio se ha consolidado como una poderosa plataforma de protestas y manifestaciones políticas encabezadas por grupos de “hacktivistas” como Anonymous y LulzSec, que realizan ataques informáticos que van desde la inhabilitación de páginas web hasta la difusión de información privada.

La línea entre la libertad de expresión que reclaman estos grupos y las acciones delictivas en las que pueden incurrir como la violación a la propiedad intelectual o el robo de información, es tan delgada como peligrosa, opinan especialistas en seguridad informática.

“Aunque aparentemente no hay líderes reales, los miembros se reúnen en ocasiones para llevar a cabo acciones concertadas con una motivación común y que van desde la pura diversión hasta el activismo”, señala el especialista en seguridad informática de McAfee, François Paget.

En el informe “Hacktivismo. El ciberespacio: nuevo medio de difusión de ideas políticas”, el experto refiere que el poder de convocatoria de la agrupación Anonymous es tal que en momentos de máxima actividad como en la “Primavera Árabe” o la operación Payback, sus redes de chat alcanzaron un aforo de tres mil conexiones simultáneas.

En México, el antecedente más importante de este tipo de actividades se remonta a 1994 cuando un grupo de “hacktivistas” refirió a nivel mundial y con un alto impacto mediático el conflicto en Chiapas.

En días pasados, miembros de Anonymous anunciaron la operación denominada “AFPN” o “Anti Fraude Peña Nieto” que consiste en atacar entre el 1 y el 2 de agosto los sistemas informáticos del Instituto Federal Electoral (IFE) y de Televisa.

El pasado 27 de julio, el grupo se adjudicó el ataque a la cuenta oficial de Twitter de Noticieros Televisa al postear insultos para el candidato priista a la presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, supuestamente emitidos por la televisora.

“El hacktivismo no es nuevo en nuestro país y sin querer sonar alarmista, podemos esperar que siga creciendo en la medida que la penetración de dispositivos móviles aumente y el ancho de banda baje de precio”, señaló a Notimex el gerente de desarrollo de negocios y canales enterprice de Fortinet México, Gilberto Vicente.

En su opinión, no existe un sistema informático invulnerable ya que existen tantas herramientas de protección como mecanismos para violarlas; sin embargo, el reto de las empresas de seguridad informática es llevar el nivel de riesgo al menor índice posible.

Para el especialista en seguridad de McAfee, Emanuel Santiago, cuando surge una amenaza informática, el primer paso que deben dar las organizaciones es validar la protección de sus servidores web y revisar las capas de controles que soportarán un ataque de denegación de servicio.

El daño provocado por los ataques informáticos no sólo es económico sino social, ya que la pérdida de confianza en una institución o empresa tiene un alto costo que no siempre es fácil de reparar, enfatizó.

Refirió que la tendencia mundial indica que se están realizando asociaciones importantes entre grupos de “hacktivistas” y ciberdelincuentes que tienen el objetivo de realizar ataques mejor organizados y con un mayor nivel de éxito.

“Por ello lo que proponemos es que las empresas y las instituciones tengan arquitecturas informáticas fuertes que eviten que se caigan los sitios web o que se de una pérdida de información sensible”, resaltó.

Para Paget, el movimiento “hacktivista” en su conjunto puede caer como resultado de un aumento de la criminalización, así como del recelo de los gobiernos que temen por sus actividades económicas e infraestructuras críticas.

Sin embargo, opina, “si los hacktivistas de 2012 consiguen madurar, organizarse e incluso movilizarse fuera de la web, Anonymous podría llegar a ser una versión 2.0 de las organizaciones no gubernamentales, cuestionable desde el punto de vista ideológico, quizás, pero respetado dentro de nuestras democracias”.

Fuente: Notimex

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